6. DIOS PRESENTE EN LA PROFUNDIDAD DE NUESTRA AMERICA LATINA, CAMINO DE ESPERANZA Y LIBERACIÓN

Nos encontramos en un momento de la historia en el que se quiere pacificar y relativizar todo. La naturaleza, la población nativa, los niños, los jóvenes, las madres, los ancianos, y la propia vida se tornan ahora aspectos insignificantes frente a las políticas de muerte que imperan en Latinoamérica y que pretenden buscar beneficio propio, seguridad y estabilidad; para todos ellos, aquellos aspectos mencionados son relativos e importantes tan sólo cuando se convierten en instrumento de su propuesta.

Detrás de todo esto se encuentra lo superficial, la vanidad, la imagen, lo exterior, manejado por aquellos para quienes la vida ha perdido su razón de ser, su importancia y su respeto.

El presente articulo quiere defender que la experiencia de Dios sigue presente en medio de este contexto en el que lo relativo y lo exterior se apodera de la vida de las personas, a sí mismo quiere confirmar que haciendo una mirada hacia lo profundo de nuestro ser y de nuestra colectividad, encontramos eso que se llama Dios y que nos brinda y es un camino de esperanza y liberación frente a los avatares que se nos presentan.

En América latina, desde años atrás, se han manifestado brotes de inconformidad frete las injusticias que han venido azotándonos sin piedad, sin razón y sin sentido. “Por lo general, nuestra vida en la historia se mueve tan en la superficie como nuestra vida individual. Comprendemos nuestra experiencia histórica según el modo como se nos presenta, pero no como en realidad es”1.

Monseñor Leonidas Proaño, evangelizador incansable de nuestro país vecino Ecuador, Monseñor Arnulfo Romero, testigo de Cristo en el Salvador, entre otros, son ejemplo para todos nosotros en cuanto que ellos no vieron la realidad desde la superficie, desde lo externo. Al contrario, ellos escucharon los gritos profundos de la sociedad sintieron en carne propia el clamor profundo de su alma y de ahí aportaron a las grandes necesidades tanto espirituales y sociales que se vivía en aquel entonces.

Lo anteriormente dicho nos lleva a decir que hoy en día existen personas laicas y religiosas que han dejado de ver lo superficial de la sociedad, logrando una mirada más detenida en las dificultades y agentes que las propician.
Estas personas, como Jhon Sobrino, Pedo Casaldáliga, han logrado cierta profundidad en la observancia y en el trabajo con el pueblo latinoamericano. Han resaltando y confirmando que Dios sigue acompañando este pueblo que ha sido fiel al proyecto de Dios.

Los religiosos y religiosas, grupos sociales y demás agentes de pastoral, en el momento mismo de evangelizar, están haciendo una profundidad infinita acerca de la realidad, es decir, están buscando la verdad de la impunidad, de los desaparecidos, de los muertos en combate, de los que mueren de hambre, en fin, siguen buscando por encima de todo el reino de Dios, que al mismo tiempo es esperanza para todos aquellos que tiene su fe puesta en Dios.

Esta profundidad que se sigue buscando en nuestra América es denominada esperanza, la cual nos permite seguir luchando por nuestros ideales de ver un mundo mejor, un cielo nuevo y una nueva tierra. Esta esperanza vivida en la cotidianidad se convierte en liberación, se nos hace liberación.

A diario siguen surgiendo profetas, hombres y mujeres que transparentando la palabra de Dios ayudan a liberar y a despertar al pueblo de las injusticias que se comenten en nuestra sociedad, ellos fortalecen nuestra esperanza y aunque muchos de ellos tengan pegada la lápida en su espalda, nos motivan a proclamar que los buenos somos más y que es necesario seguir anunciando un nuevo estilo de vida.

Finalmente es importante decir que es necesario seguir haciendo una profundidad infinita en nuestro contexto, pues lo que se nos presenta por los medios de comunicación, tan sólo es una pequeña parte de lo que es el vivir latinoamericano


1 Tillich, P(1970).La dimensión profunda. Bilbao: Ed. Desclée. Pág.86.


ORLANDO SUAREZ MOLINA CMF

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