5. LA EXPERIENCIA DE DIOS

Partiendo del hecho de que podemos hablar de tres formas de experiencia en la historia y teniendo en cuenta que es a partir de la experiencia como el ser humano toma conciencia de su relación con lo externo que lo afecta y que esta experiencia es algo vivido y no solamente pensado es decir que es algo pluridimensional.

La relación Revelación- Fe son inicialmente un dato antropológico pues acontecen en el hombre como lugar y medio para que esta se lleve a cabo, esto que somos y esta experiencia que vivimos se hace manifiesta a través de la palabra, pues es allí donde nos revelamos tal y como somos, y la revelación acontece a partir de la palabra (aquello que comunica).

Para que este proceso de revelación se pueda manifestar al otro se hace necesario un proceso de confianza en el otro ante el cual me estoy revelando y en este acto revelatorio estoy adquiriendo un compromiso con el otro compromiso en primer lugar de testimonio y coherencia en aquello que le estoy revelando, y en segundo lugar un compromiso de confianza y entendimiento de parte del otro.

Este acto revelador ha de ser libre, y debe darse de manera cotidiana y permanente. Por ello podemos concluir que la fe es una adhesión vital, es un acto libre que no se puede imponer de ninguna manera.

Es por esta razón que aquello que puede desbaratar al ser humano es el hecho de haber sido defraudado en su fe, pues cuando creo en alguien o algo me estoy adhiriendo a aquello en lo que creo.

Por lo tanto la fe y la revelación generan un mutuo clima de confianza, y son estructuras fundantes del ser humano, pues el saber que el otro cree en mí me humaniza.

En dimensión teologal
El encuentro con el trascendente transforma la vida, podemos ver el caso de Abraham, de Moisés, de Elías, Samuel, entre otros. Pues aquí aparece la revelación de la palabra de Dios en su comunicación como invitación al otro a ser participe de la vida.

Y frente a esta revelación el ser humano da una respuesta de fe, pues la fe es una experiencia de Dios, experiencia que no puede ser directa. Es por esto que podemos hablar de dos tipos de experiencia:

Experiencia sensible: la cual se da a través de los sentidos y puede ser fenoménica o interna. En este caso no toda sensación sensible puede ser considerada experiencia de Dios, puesto que Dios no es una realidad directamente sensible.

El segundo tipo de experiencia es la:

Experiencia existencial: la cual es una experiencia indirecta y mediada, es por lo tanto un acto hermenéutico que requiere llevar a cabo una interpretación de las cosas, y cuando se lleva a cabo esta interpretación estos datos pueden hacerse palabra.

Es por ello que nuestra experiencia de Dios siempre va a estar mediada por la realidad, y esta va a ser su presupuesto, ya que la fe es un Don.

JORGE EDUARDO CÁRDENAS ESTÉVEZ

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