NUESTROS PERFILES

Jorge Eduardo Cardenas


Soy Jorge Eduardo Cardenas, soy de santander-Colombia, pertenecí a la comunidad Religiosa de los Carmelitas, y ahora soy laico. y actualmente estoy estudiando licenciatura en Teologia en la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá.

Gustavo Adolfo Carvajal


yo soy Gustavo Adolfo Carvajal,vivo en actualmente en Bogotá y soy medico,y tengo tres hijos. En este momento estoy tomando algunos cursos de teologia para conocer sobre el misterio de Dios.

Orlando Suarez Molina


MI PERFIL Soy Orlando Suárez Molina, tengo 24 años y nací en Bogotá, lugar donde crecí y conocí a la comunidad que ahora pertenezco, los Misioneros Claretianos. Me gusta mucho el fútbol, el estilo de vida misionera, la música y las danzas, a si como también la misión, lugar teológico donde se hace más patente la presencia del Seños liberador. En estos momentos me encuentro estudiando mi licencia en teología en la Universidad Javeriana y mi meta es graduarme en mencionada institución.

Jhon Jairo Varvas Pabón


MI PERFIL: Mi nombre es Jhon Jairo Vargas Pabón. Soy de Cúcuta- Norte de Santander. Pertenezco a la comunidad religiosa de los Misioneros Claretianos. Estoy haciendo mi licenciatura en Teología en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá- Colombia. Me considero una persona de cualidades artísticas, tales como la música, el canto y la pintura. Me gusta la lectura, el estudio, el deporte y el trabajo misionero de frontera.

Norbey Tapiero Tapiero


MI PERFIL: Mi nombre es Norbey Tapiero Tapiero, Soy de Ortega-Tolima, de una vereda campesina llamada Corazón de Peralonzo. Tengo 25 años y Vivo actualmente en Bogotá, estudiando Licenciatura en Teología en la Universdad Javeriana. Pertezco a la comunidad Religiosa de los Misioneros Claretianos, y presto mi servicio de apostolado en la Comision de Justicia y Paz en la Corporación Claretiana Norman Pérez Bello acompañando pastoralmente a una comunidad desplazada en la busqueda por sus derechos fundamentales.

uno de mis el deportes favoritos es el futbol, y el microfutbol. en mi tiempo libre lo dedico en la mayoria a la música y a la lectura. en cuanto a los valores y aptitudes me considero una persona alegre, descomplicado, sencillo y humilde. en cuanto a mi proyecto de vida, mi proposito es terminar mis estudios y cualificarme para poder ayudar a la sociedad en la contrucion de la justicia y la paz para un mundo más humano y justo.

LA TRINIDAD MODELO DE COMUNIDAD

INTRODUCCION

La comprensión de la Trinidad nos permite descubrir en nuestra experiencia de vida a un Dios trino, que nos invita a ser modelo de comunidad a ejemplo de la Trinidad que es la unidad de Dios Padre-Madre, Hijo y el Espíritu Santo. Porque a partir de la fe en Dios trino, los Cristianos postulan una sociedad que puede ser imagen y semejanza de la trinidad. De esta forma, nos permite hoy responder a los desafíos de la realidad de un contexto donde se vive la división y la desigualdad por parte de un sistema dominante y patriarcal. por tanto, quicimos orientar la reflexion de la Trinidad en torno a la comunidad.

Aqui presentamos los subtemas:

1.LA TRINIDAD CAMINO DE COMUNIDAD Y LIBERACIÓN PARA LAS VICTIMAS DE ESTE MUNDO.
2.LA SANTISIMA TRNIDAD MODELO DE LIBERACIÓN Y PARTICIPACION.
3.LA TRINIDAD CAMINO DE COMUNIDAD EN LA LIBERACION SOCIAL E INTEGRAL
4. GLORIA AL PADRE, GLORIA AL HIJO, GLORIA AL ESPÍRITU SANTO: Doxología comunitaria de la liberación

1. LA TRINIDAD, CAMINO DE COMUNIDAD Y LIBERACIÓN PARA LAS VICTIMAS DE ESTE MUNDO1.


La comprensión de la Trinidad para la mayoría de los creyentes de nuestro tiempo, ha sido un misterio difícil de entender porque lo hemos reducido por un lado, a una imagen monoteísta, y por otro lado, hemos caído en el riesgo del triteísmo. En cuanto, al monoteísmo me refiero cuando se percibe a un sólo Dios en la soledad del uno, con las siguientes características: único, poderoso, rey, protector y es un Dios individualista que no tendrá nunca a nadie a su lado y estará eternamente sólo y todos los demás seres seran dependientes de él. Esta imagen ha llevado al hombre de hoy a fundamentar su fe en un sólo Dios único, con las siguientes imágenes: juez, poderoso, grande, milagroso, alejándose de la comunión de tres personas divinas, “En el principio no está la soledad del uno, sino la comunión de las tres divinas personas”2 . En cuanto, triteismo podemos caer en el riesgo de concebir a tres dioses, cada uno por si mismo o por su lado, separado de los otros sin ninguna relación y comunión, porque el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no surgen como separados o yuxtapuestos, sino siempre implicados y relacionados mutuamente.

De esta manera podemos decir hoy que el problema fundamental de la religión en la sociedad es la justificación del poder y del dominio por parte de una concepción monoteísta de Dios. Esto debido a que “La concepción de la trinidad- comunión encuentra enormes dificultades para su vivencia, debido al predominio de la fe en un único Dios y señor. El peso del monoteísmo, o sea, de la afirmación de la unicidad y de la unidad de Dios es tan grande porque encuentra razones de orden histórico-social (la centralización propia del espíritu moderno) y también de orden religioso (la organización de las iglesias a partir del principio de autoridad) que lo realimentan continuamente)”3. Es decir, por un lado, se ha justificado a partir de la imagen de un Dios absoluto, único y poderoso el dominio del hombre sobre la mayoría generando marginación, pobreza y exclusión. Porque el rey con poder absoluto es la imagen y semejanza de un Dios absoluto.

Además, lleva al hombre al egoísmo, al individualismo, a la división y a construir un sistema piramidal, donde se concentra el poder en una sola persona. En otras palabras, el riesgo concreto del monoteísmo es que nos conduce al sometimiento, a la arbitrariedad y el absolutismo y a la dependencia. Y en lo religioso, el monoteísmo puede abrir igualmente el camino a una concepción poco flexible de la unidad de la iglesia, de poder sagrado, porque así como en el cielo tiene que haber una cabeza Dios así mismo tiene que haber un Papa con autoridad y sucesor de Cristo en la tierra, es decir, un jerarca (máxima autoridad de la iglesia) que sea la única voz y mediación de Dios en el mundo. Toda esta imagen que percibe el hombre de un Dios absoluto, poderoso y rey es una imagen que da más predominio a los sistemas v estructuras de muerte porque causa victimas. Donde unos pocos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres causado por los sistemas y las estructuras de poder. De esta forma el capitalismo y el neoliberalismo se tornan un sistema dominante, donde unos pocos son los dueños del mundo (el poder político económico, social y religioso) en el cual la propuesta es la individualidad y la división. Es un sistema sacrificial que genera victimas y dependencia (países subdesarrollados que nos son autónomas, sino que necesitan de los países desarrollados para la tecnología y la ciencia), por ejemplo: las G 8 (los países más ricos y desarrollados del mundo que tienen el poder político, económico y social).

Por otro lado, hay que señalar que “la experiencia desintegrada de las tres divinas personas nos ha llevado a un machismo porque en la sociedad colonial y agraria y en gran parte de América latina y en otros lugares, sigue vigente la figura central del Padre como uno de los organizadores de la sociedad y de la cultura. Es decir, hay un dominio paternal y patriarcal donde todos dependen de él. El padre tiene el poder, el saber y las principales decisiones. El paternalismo domina en las relaciones familiares y publicas. Es decir, hay una dependencia paternal y no autónoma, porque la ayuda mantiene la dependencia e impide el desarrollo de la libertad personal y social de los pueblos latinoamericanos que se ven cada vez sometidos por las políticas neoliberales de los países desarrollados.

Toda sociedad patriarcal y patrimonialista proyecta una imagen de Dios adecuada a la misma, que refuerza su existencia y legitima sus prácticas. Se presenta a un Padre todopoderoso, omnisciente, juez supremo y señor absoluto de la vida y de la muerte. Es el dominio de la religión solo del Padre. A si mismo se proclama a Jesús como el hermano nuestro jefe y maestro; se elabora una propiedad fuertemente emocional, juvenil, entusiasta de la figura de líder Jesús de Nazaret. Que en nuestro contexto y en especial en las devociones populares se le ha dado una imagen de Jesús milagrero, perfecto, poderoso y protector dejando de lado su humanidad, su misericordia y su cercanía con Jesús de la historia que actúa en la experiencia de vida en el encuentro con el otro. En fin es un Cristianismo centrado en el Padre sin la comunión con el hijo y la interiorización del espíritu Santo o viceversa”4 .

La desintegración de la experiencia Trinitaria se debe a la perdida de la memoria de la perspectiva principal y esencial del misterio del Dios trino, que es la comunión entre las divinas personas. El hacia arriba, el hacia los lados y el hacia el fondo deben coexistir y abrirnos el camino seguro para la recta representación del Dios Cristiano en el cual la comunión es la primera y la ultima palabra del misterio trinitario.

La Trinidad como modelo de comunidad y liberación se convierte en inspiración para las victimas de este mundo en la medida que descubren a un Dios trino cercano que no excluye, sino que incluye a todos para formar parte del amor misericordioso del Padre, del hijo y del espíritu santo que forman comunión desde la diversidad. Por lo tanto, se convierte como una propuesta de vida para los pueblos sufrientes, los desplazados y las victimas de este mundo que luchan con esperanza por una sociedad más justa y fraterna en el encuentro con un Dios cercano, que además de la comunión es un Dios liberador que va al encuentro con el desprotegido. El Dios trinitario nos libra del individualismo y de caer en el monoteísmo y el proselitismo, y ser solución para las Comunidades Eclesiales de Base y Campesinas que se organizan con autonomía para luchar contra los sistemas sacrifícales que generan muerte, división y dependencia.

Las comunidades desplazadas, y las victimas al experimentar a un Dios trino lo ven como modelo y propuesta hacia el camino de crear comunidad y liberación para su propia experiencia vida, porque la comunidad ya no creerá en un Dios uno, poderoso o milagroso sobrenatural, sino un Dios trino, humano, cercano, liberador que crea comunidad en Comunión, que invita a la unidad a la dignificacion del ser humano en el encuentro con el otro. “Al recuperar al Dios Cristiano, al Padre, al hijo y al Espíritu Santo, como las personas eternas que coexisten unas dentro de las otras. Nos damos cuenta que es un dinamismo de vida y de amor que las une de tal manera que se constituye a sí mismas en una unión integradora, plena y completa. Cada uno de los seres humanos se mueve dentro de una triple dimensión: la de la trascendencia (el Padre: organizar), la inmanencia (el hijo: encuentro consigo mismo) y la de la transparencia (el Espíritu Santo: la unión del a trascendencia y la inmanencia, que respetando sus diferencias se hagan transparente).

Así como la trascendencia, la inmanencia y la transparencia constituyen la unidad dinámica e integral de la existencia, de forma análoga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se unifican integradoramente en la comunión reciproca plena y esencial”5.

“Aquí es donde la fe en la Santísima Trinidad, en el misterio de la perijóresis, de la comunión trinitaria y de la sociedad divina adquiere especial resonancia, ya que la trinidad se presenta como el modelo de toda convivencia social igualitaria respetuosa de las diferencias y justa. A partir de la fe en Dios trino, los Cristianos postulan una sociedad que pueda ser imagen y semejanza de la trinidad. La fe en la trinidad de personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, viene a responder a la gran búsqueda de la participación, igualdad y comunión. Que hace arder a las conciencias de los oprimidos. Y rechaza el tipo de sociedad excluyente que todos sufrimos”6.

“Específicamente la forma como se reveló la trinidad es en la vida y en las palabras de Jesús y en la actuación del Espíritu Santo. En primer lugar, Jesús, el Hijo, revela al Padre: el Dios del Reino. Dios actúa construyendo e inaugurando el Reino de justicia, de paz para las victimas de este mundo. Pues, el Reino no es un territorio, sino el modo de actuar de Dios, mediante el cual se hace señor sobre toda su creación. Se trata del ejercicio de poder que va liberando de todo lo que rechaza a Dios o se rebela contra él y su proyecto de vida. Y va inaugurando el designio de Dios que es vida, comunión en fraternidad y en justicia. Esta práctica de Dios y de Jesús revela que la naturaleza de Dios es comunión, y no la soledad del uno; es desbordamiento de vida para aquellos que la sienten más amenazadas, como los enfermos y los pobres. En segundo lugar, Jesús nos revela al Padre como un papa de bondad infinita. Este Padre se revela de infinita bondad ya que no espera que lo busquen las mujeres y los hombres, sino que él mismo va en busca de los hijos y las hijas, especialmente de los extraviados, enfermos, excluidos etc. Jesús nos revela un Padre bondadoso, misericordioso, solidario de todos los despreciados, que son los destinatarios de su mensaje. En tercer lugar, el Espíritu Santo en la historia revela al Hijo y al Padre, mediante la permanente repetición del mensaje de Jesús y en virtud de la apertura al Padre, nos introduce cada vez en el mismo misterio trinitario”7 .

La santísima Trinidad nos revela el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo para mostrarnos el camino de comunidad y liberación para las victimas de este mundo y en especial los pobres de América latina que sufren por causa de los sistemas y estructuras de poder que generan víctimas y marginación. Hoy frente al sistema neoliberal donde unos pocos ganan y la mayoría pierde, donde cada vez la pobreza aumenta. La trinidad es un modelo de vida porque invita hacia el camino de comunión para liberar al pobre de los sistemas de poder tanto político, económico, social y cultural.

A partir de la comunión y de las relaciones que establecen entre sí las tres personas surgirá la unidad que constituye la esencia de las personas. Las personas (hipóstasis) significaban la existencia singular, concreta e individual. Lo que permite superar el triteísmo que afirma las tres divinas personas, porque acepta al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, pero como tres substancias independientes y autónomas. De ahí que se afirme que la Trinidad significa la profesión de fe en tres dioses.
En cambio, La Trinidad sólo puede ser concebida en comunión como un juego de mutuas relaciones de verdad y de amor. A si como la Trinidad hay una igualdad, también los seres humanos somos iguales en dignidad porque la dignidad es lo propio de todo ser humano y es incondicional. En conclusión, la Trinidad es modelo de comunión y liberación para las victimas de este mundo. Primero, porque les devuelve la dignidad. Segundo, lo integra a la comunidad en comunión y fraternidad. Finalmente lo libera de las estructuras de muerte.


notas al pie

(1)Reflexión realizada desde los tres primero capítulos del libro de Leonardo Boff, la trinidad, la sociedad y la liberación.
(2)Boff,Leonardo, la trinidad, la sociedad y la liberación Pág. 17
(3)Ibíd.Pág. 25
(4)Cf.Ibíd. pp. 22-23
(5)Cf.Ibíd. Pp. 34 -36
(6)Ibíd.Pág. 19
(7)Cf.Ibíd. Pp. 37-47.

Norbey Tapiero T.CMF.

2. LA SANTISIMA TRINIDAD MODELO DE LIBERACIÓN Y PARTICIPACIÓN


Nuestra sociedad desafortunadamente y debido a influencias neoliberales y políticas de muerte, se ha convertido en un lugar en el que gobierna el individualismo, el egoísmo, y por ende la globalización que deshumaniza al ser humano invitándolo a vivir de tal manera que lo que importe sea el bienestar propio y egoísta sin importar la alteridad, el otro. Es decir se nos olvida que somos responsables de otro en tanto en cuanto somos seres creados por Dios y enviados a vivir como hermanos a una misma tierra. Es por esto que en el presente artículo se quiere dar a entender como el modelo trinitario es fuente de liberación y de participación de todos aquellos que son excluidos y rechazados por el sistema. Es necesario entonces hacer un pequeño recorrido por los diferentes concilios que han tratado sobre la Santísima trinidad con el propósito de iluminar nuestra reflexión y poder así seguir profundizando sobre el mismo.

Dentro de la historia de la iglesia es importante hacer memoria o al menos pronunciar una palabra de lo que fue el estudio de la Santísima trinidad dentro de los diferentes concilios realizados por la iglesia católica, rescatando así que la formulación de la doctrina trinitaria caminó de la mano con la doctrina sobre Cristo, hijo de Dios, consubstancial con el padre. Dentro de los diferentes pronunciamientos solo nombraremos los que parecen recoger la substancia de la fe dogmática sobre la trinidad.

Aquí es importante tener en cuenta que la palabra dogmática es utilizada como la doctrina vinculante para todos los fieles, expresada oficialmente por la instancia doctrinal auténtica de la iglesia, la cual es el magisterio de los concilios o la enseñanza de los papas. A continuación, los concilios que trataron el tema en cuestión: el símbolo de Nicea: en el que se afirma que el hijo es consubstancial al padre de la siguiente manera: en primer lugar se enuncia la fe en la trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo; en segundo lugar como dijimos anteriormente se define la relación entre el padre y el hijo al afirmar que son de la misma substancia; en tercer lugar se usa la palabra hipóstasis como sinónimo de substancia.

El símbolo niceno-constantinopolitano planteaba que el Espíritu Santo es Dios con el padre y el Hijo, es decir que el Espíritu Santo es de la misma naturaleza del padre y Del Hijo y por tanto es Dios. En cuanto al símbolo de Quicumque considera la unidad en la trinidad y en la unidad, aquí San Agustín construyó la primera elaboración verdaderamente sistemática del dogma trinitario, pues se considera que Dios significa la trinidad de las personas ya que la trinidad es el único Dios verdadero. En el concilio de Toledo y del concilio de Florencia se consideró que el espíritu santo procede del padre y del hijo (filioque).

Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho podemos decir entonces que en Dios todo es uno cuando no lo impide aquello que es propio y exclusivo de cada persona; así es propio y exclusivo del Padre el ser sin origen; es propio del hijo el ser engendrado y proceder del padre; es propio del Espíritu Santo el ser expirado por el Padre y por el Hijo1.

Considerando importante el estudio de la Santísima Trinidad en los diferentes concilios, es pertinente decir que se pueden discernir tres grandes tendencias de sistematización en cuanto a la trinidad en la historia de ésta reflexión, a saber: De la unidad de la naturaleza a la trinidad de las personas, de la unidad de la sabiduría del Padre a la trinidad de las personas y de la trinidad de las personas a la unidad de la naturaleza-comunión.

Es importante ver que en nuestra comunidad y en nuestra cotidianidad el individualismo, la falta de comunión y de solidaridad entre las personas a nivel personal y social impera en cada uno de nosotros, muchas veces lo hacemos inconcientemente. Es por esto que la reflexión motiva a dirigir la mirada no tanto hacia el monoteísmo o el trinitarismo, sino a la forma de relación que se establece entre las divinas personas y cómo a partir de ésta experiencia se puede llegar a pensar en la liberación y en la participación de aquellas personas que asumen el modelo trinitario en su vida con el fin de compartirlo y participarlo a los demás hermanos de caminada.

En cuanto a la primera tendencia se puede decir que aunque cada una de las personas sea verdaderamente Dios, todas las tres personas son un solo Dios, resaltando que esta es la argumentación básica que sistematiza los datos de la fe en el Dios trino a partir de la unidad y de la unicidad fundamental de la naturaleza divina2. En la segunda tendencia, se puede decir que en ésta se coloca el énfasis en el carácter personal de Dios, que aparece entonces como Padre; aquí la unidad no reside tanto en la naturaleza divina, sino que la unidad es el Padre del cual y mediante el cual se cuentan las otras personas. Finalmente la última tendencia pretende partir de la experiencia específica de la fe cristiana, que afirma en primer lugar la trinidad y se sostiene que cada persona está plena y totalmente en la otra, es decir que por la radical y entera comunión entre las tres personas divinas, el Padre está todo en el Hijo y todo en el Espíritu Santo; el Hijo esta todo en el Padre y todo en el Espíritu Santo y el Espiritu Santo está todo en el Padre y todo en el Hijo.

En estas tendencias antes examinadas es posible rescatar que en todas se encuentra la unión de las Personas de la trinidad como ejemplo vivo e importante para la comunidad eclesial y para la sociedad, en especial para todos aquellos que buscan un camino de liberación y de participación en esta iglesia que ante todo deber ser domético. En el contexto actual de América latina, en el que la opresión, la impunidad, la iniquidad, la muerte, la pobreza, el hambre, el desempleo y todos aquellos factores que no permiten una vida digan para los hombres y mujeres, es posible ver en la unión y comunión de las tres personas de la trinidad una luz de liberación y esperanza para todas aquellas comunidades que viven en esta situación.

Decimos pues que la trinidad es modelo de liberación y participación puesto que la realidad-fuente en la trinidad reside precisamente en la interpretación y coexistencia armónica de las tres divinidades, que así encuentran en la sociedad un reflejo, aunque pálido, gracias a la dialectización de las tres instancias que sostiene toda la realidad social.


Notas al pie.

(1). BOFF Leonardo, La trinidad la Sociedad y la liberación. Ediciones paulinas, Madrid. 1987.Pp 98
(2). Ibid. Pp103

Por Orlando Suárez Molina, cmf

3. LA TRINIDAD CAMINO DE COMUNIDAD EN LA LIBERACION SOCIAL E INTEGRAL

En una realidad latinoamericana de pobreza y marginación se hace necesario ahondar en el misterio trinitario como modelo de comunión. “La Trinidad se comunica como Trinidad cuando se establece la comunión en la tierra. Se vive también como esperanza y se anticipa en esta esperanza cuando los oprimidos y sus aliados luchan contra las rupturas y las opresiones. La comunión trinitaria es fuente de inspiración, factor de protesta, paradigma de construcción”. La inspiración hace que las comunidades se organicen en una plena comunión y resistan optando por una vida justa y digna, asumiendo la presencia reveladora de Dios trino como generadora de comunión, resistencia y liberación.

El ser existente en la realidad es más perfecto que otro que posea los mismos atributos, pero que sólo exista mentalmente; de otro modo caeríamos en una flagrante contradicción, lo que no puede ser aceptado por la razón. En consecuencia, Dios existe no sólo en la mente (como idea), sino también extramentalmente, en la realidad. Ese transparentar la realidad significa presencia de la trascendencia en la inmanencia, es decir, significa la presencia de la trascendencia en el mundo. Dicha presencia transforma el mundo de meramente inmanente en transparencia de la trascendencia presente en él. No se niega el mundo, sino como lugar y manifestación de algo o de alguien que es más que el mundo, es decir, del trascendente Dios. De esta forma nuestra respuesta a Dios se basa en la experiencia de fe. Por lo tanto, Dios actúa, se “manifiesta” a través de esta respuesta en un acto creador, que es el obrar de Dios en nuestras vidas, y ese acto creador de Dios es buscar la voluntad de Dios y transparentarlo en el mundo.

La revelación es una comunicación de la intimidad de Dios a la intimidad del hombre que el hombre descubre en sí mismo, es decir, históricamente, y la expresa con lenguajes propios del ser humano, con el testimonio y el discurso, explicándola según su cultura y época. La revelación implica un conocimiento del hombre hacía la voluntad de Dios. Si Dios quiere que nosotros hagamos su voluntad, es porque percibimos la presencia de Dios en nuestras vidas. Por eso, cuando existimos ponemos en juego la posesión del ser absoluto en nuestra existencia, y esa existencia es el acto creador de Dios que se llama voluntad.

La teología la entendemos como una lectura de la revelación bíblica desde una autoexperiencia consciente del ser humano hoy. Desde esta experiencia consciente se leen los textos de la Biblia. La Biblia misma es una lectura consciente de la vida en diversos momentos históricos del pueblo de Israel o de la comunidad de los seguidores de Cristo. La revelación es una entrada filosófica al estudio de la teología, que es una ciencia. La teología es más una ciencia sobre el hombre, una antropología integral, que una ciencia sobre Dios. El hombre objeto de la ciencia teológica, es entendido como infinito y trascendente, y se construye como tal desde su dimensión terrena y transitoria.

Afirmar que Dios es trascendente quiere decir que no tiene límites, que es infinito. Afirmar que el hombre es trascendente quiere decir, que siendo el hombre limitado, finito e intrascendente, tiene también en sí mismo un poder que lo saca de lo finito. El hombre trascendente es el mismo hombre que sale de sí hacia el otro. Dios es trascendente porque lo experimentamos en nosotros mismos; o sea, que él se trasciende saliendo de sí hacia seres finitos que somos nosotros. El contenido fundamental de la Sagrada Escritura es Dios que se trasciende en el hombre para hacerlo infinito.

“Entonces, el objeto de la teología es el ser humano habitado por Dios, quien lo hace trascender; es el hombre en el cual Dios está implicado creándolo. O también podemos decir que es Dios haciendo al hombre. La preocupación de la teología es el hombre que Dios está creando, haciéndolo trascender” .

La experiencia de Dios en la Palabra encarnada nos invita a descubrir su rostro en todo ser humano y a trabajar con otros por la Vida en su totalidad. Porque es un Dios que se nos revela solidario con el ser humano, es un Dios que sabe escuchar el grito de los excluidos y camina junto al pueblo, sanando los cuerpos adoloridos, liberando de la parálisis, abriendo los ojos a los ciegos, enderezando a la encorvada, reintegrando a los cuerpos leprosos. Estos cuerpos liberados por Jesús son ya un signo del “nuevo cielo y la nueva tierra”. La revelación es una manera de vivir la realidad humana, es lo que le da sentido humano a la existencia. Quien experimenta la revelación se ve implicado en un compromiso por los pobres, no por una mera convicción doctrinal, sino solidarizándose, es decir, sintiendo y viviendo la suerte del pobre. Y esa experiencia la vive de manera inseparable de su acción firme y audaz.

La doctrina no surgirá como resultado de una especulación teológica de algunas mentes penetrantes sobre lo que puede ser Dios en sí mismo, sino que será el resultado de una necesidad de reformular y explicar, en la medida de lo posible, la experiencia de Dios que habían tenido aquellos que reconocieron la presencia de Dios mismo en Jesús de Nazareth y creyeron que Dios mismo actuaba entre los hombres con la acción de su Espíritu.

Será precisamente la capacidad de perseverar en la fidelidad a esta experiencia originaria lo que determinará la aceptación o el rechazo de determinadas expresiones teológicas posteriores. Serán aceptadas las fórmulas que sean coherentes con aquellas experiencias y se rechazarán las que aparecen incapaces de preservarla.

Como ya hemos remarcado, los cristianos viven de la convicción de que en la “encarnación” del Hijo y en la gracia o efusión del Espíritu han tenido una singular experiencia de Dios mismo. Jesús y el Espíritu no son para ellos mediaciones extrínsecas de Dios, a través de las que Dios se comunicaría a los hombres, como lo había hecho, por ejemplo, a través de la Ley o los de profetas: son Dios mismo que, para salvar a los hombres, se les comunica desde el seno de su divinidad. Se trata de acoger una original propuesta salvífica de Dios, que se manifiesta queriendo hacerse presente y actuante entre los hombres por medio de Jesús y por su Espíritu.

Esto lleva a tener que pensar a Dios de una manera nueva: Dios no es “el trascendente”, el Ser remoto, inaccesible, cerrado sobre sí mismo en eterna soledad. Por la experiencia de la comunicación de Dios en Jesús y en el Espíritu se levanta una puntita del velo que esconde la realidad inefable de la divinidad y vislumbramos que Dios ha de ser más bien Aquel que tiene su gozo y su plenitud en comunicarse, en darse, en vivir y amar como quiere, con soberana libertad: previamente vida y comunión de vida en el intercambio inefable de los tres que llamamos Padre, Hijo y Espíritu. Puesto que Dios es en sí mismo, eternamente y esencialmente comunión de vida, podrá comunicársenos, haciéndonos participar, por el Hijo y por el Espíritu, de su propia vida eterna.

La Trinidad con la humanidad, mejor que cualquier antropología, nos enseña la verdad de lo que somos y lo que debemos ser. Dando lo mejor que tenemos y recibiendo de ella una vida de común unión y de liberación, con su luz, su verdad y su gracia, se convierten en la buena noticia para todos nosotros.

La Trinidad se fundamenta en la Palabra, la actitud, la creación, la vivencia, la muerte y la resurrección de Jesús. Por eso, cuando hablamos de Jesús, hablamos, o debemos hablar automáticamente, de la Trinidad (del Dios de Jesús). Entonces, si ese Dios de Jesús envía a su propio Hijo para reparar el Reino maltrecho, para reanunciarlo, para que la humanidad pueda esperarlo de nuevo, y para que la humanidad colabore, como debe, en su construcción, es evidente que la voluntad de Dios sobre la humanidad es la finalidad de la humanidad. No puede ser otra más que la revelación de la Trinidad.
A partir de la experiencia de Jesús y del Espíritu, nos lleva a pensar dentro de un sistema simbólico en el que dios es Padre, principio de vida, de comunicación, de amor, que eternamente se expresa y se da al que es Hijo, término eterno de comunicación de la propia vida, en una comunión que se consuma en el Espíritu Santo, vida increada y divina, amor y don que se ofrecen mutuamente para preservar la realidad de la comunicación de Dios, que se encuentra en el origen del cristianismo.

“La persona humana es invitada a superar todos los mecanismos de egoísmo y a vivir su vocación de comunión”. La persona es el ser de la comunicación, en y para la comunicación: una comunicación que es perfecta y total en Dios, y que esperamos que se realice plenamente en nosotros cuando el mismo Dios nos llame a participar plenamente de su propia vida. La persona humana, creada a imagen del Dios Trinidad, es invitada a vivir a semejanza de la trinidad. Se ha de realizar, no en la afirmación de sí misma contra los otros, sino en la relación y en la comunión más perfecta posible con los demás, a pesar de los límites que imponen la temporalidad y la materialidad, convencida de que el ser, el bien y el gozo del otro son verdaderamente su propio ser y bien.

Ahora bien, teniendo en cuenta varias posturas y personas que han sido significativas en el recorrido de Iglesia y que se han difundido a lo largo de nuestra historia, tomamos en cuenta sus propias experiencias de fe y tomando lo que otros van aportando sobre este tema. Como primero es interesante resaltar que el modalismo concebía las tres divinas personas, como el “Dios uno y único”. Para el subordinacionismo las dos personas Hijo y Espíritu eran “como las criaturas más semejantes al Padre en cuanto es posible concebir, pero sin llegar a la igualdad de naturaleza con el Padre”. El triteísmo “acepta al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, pero como tres substancia independientes y autónomas”. Con estas afirmaciones considero que Dios es uno y se manifiesta en las tres personas pero con funciones diferentes. Teniendo como centro la fuerza mediadora y creadora del Padre, que nos conduce a nuevas formas de concebir y de percibir este misterio trinitario, nos vamos acercando al gran misterio, para así comunicar a los hombres la propuesta salvífica de Dios, quien actúa por medio de la acción del Espíritu, para reconocer su presencia en las distintas mediaciones que se va manifestando.

Dios es uno y trino, porque tiene algo que lo caracteriza como propio y lo hace ser específico, teniendo en cuenta su misma esencia dentro del Antiguo y Nuevo testamento, como fuente de su plenitud de ser Dios único. Ya que estas afirmaciones resaltan elementos que nos pueden ayudar a comprender ese gran misterio trinitario y a ir acercándonos desde nuestra condición de creyentes y seguidores de una misma fe y para ir creando la importancia que esto tiene para el caminar de nuestra realidad. Como nos lo presenta los capadocios “la trinidad sólo puede ser concebida como un juego de mutuas relaciones de verdad y amor”. Son tres, pero unidos en sí. A lo largo de la historia se han dado varias tesis sobre este tema, pero llegando al fin, a concebir aquella gracia santificante que los une y que al mismo tiempo los hace diferentes uno de otro.

No perdiendo de vista que estas tres personas se hacen presentes en la vida humana y van operando de una forma coherente con nuestro estilo de vida, ponemos de manifiesto que este misterio revelado nos va haciendo más cercanos con aquella Palabra que nos une al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Toda experiencia humana parte de algo específico y nosotros como creyentes la iniciamos con el bautismo. La reafirmamos en la confirmación por la acción del Espíritu, como una fuerza mediadora que cambia y transforma nuestro ser. Ese Espíritu, es dado por el Padre, nos ayuda a estrechar una mutua comunión con las tres divinas personas que son dadas gratuitamente como regalo de Dios-Padre.

La experiencia de Cristo nos ayuda entrar a en los fundamentos de la revelación de Dios trinitario, como camino de luz y esperanza para la historia de la salvación. Poniendo entre sí la fuerza creadora que se expande por todo el misterio, y que lo iremos descubriendo con nuestras propias actitudes y acciones de nuestra vida. Dios es un misterio que se nos muestra en el mundo con sus formas de actuar. En el mundo hay algunas perronas que transmiten esa gracia santificante del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.
Ya para concluir puedo decir que la relevancia que tiene mi experiencia de fe es que la Buena Noticia de la Vida que Jesús regala al mundo se hace más creíble y eficaz cuando la anunciamos con otros en misión compartida, entramos en relación de solidaridad con los pobres y excluidos y nos esforzamos por inculturarla, a través del diálogo en los diversos contextos. Tres Palabras: Opción, Estilo y Servicio. Es la manera como nosotros los cristianos vivimos con plenitud el Reino de Dios. La búsqueda de Dios en nuestras vidas aparece como el eje que define todas nuestras opciones.
La unción del Espíritu nos habilita y nos hace ministros idóneos para anunciar la Palabra. El don de la unción exige de nosotros un compromiso constante que se realiza cuando la experiencia del Señor y el encuentro con los otros, sobre todo con los más pobres y sufridos, van transformando nuestra vida. Evangelizamos cuando nos abrimos a los demás, ofreciéndoles lo mejor de nosotros mismos, y cuando compartimos con ellos nuestra esperanza. También ellos pueden transmitir de forma insospechada el Evangelio de Dios, si los acogemos, escuchamos sus palabras y nos dejamos enriquecer por sus experiencias.

Por Jorge Cardenas

4. GLORIA AL PADRE, GLORIA AL HIJO, GLORIA AL ESPÍRITU SANTO: Doxología comunitaria de la liberación

“Si los oprimidos que creen concientizan el hecho de que sus luchas por la vida y la libertad son también las luchas del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo por producir el reino de la gloria y de la vida eterna, entonces tendrán más motivos para luchar y resistir. Estamos llamados a convivir y a entrar en la comunión trinitaria. La sociedad está llamada a transformarse a la luz de las relaciones abiertas e igualitarias que vigen en la comunión trinitaria, utopía realizada de todo caminar histórico-social. Si la trinidad es evangelio, entonces lo es especialmente para los oprimidos y para los condenados a la sociedad”1

Si en la lectura de Leonardo Boff, La trinidad, la sociedad y la liberación, se entiende la doxología como la experiencia de las realidades divinas expresada en alabanzas, acción de gracia, actitudes de respeto y de acogida alegre de los hechos que Dios llevó a cabo a favor de los hombres y mujeres, y teniendo en cuenta las difíciles realidades latinoamericanas de nuestro tiempo, me referiré en esta reflexión a doxología comunitaria de la liberación como la celebración o glorificación del Dios trino por parte de las comunidades que han experimentado su mano liberadora en las realidades de opresión, injusticia e indignificación.

En una realidad latinoamericana de pobreza y marginación se hace necesario ahondar en el misterio trinitario como modelo de comunión. “La Trinidad se comunica como Trinidad cuando se establece la comunión en la tierra. Se vive también como esperanza y se anticipa en esta esperanza cuando los oprimidos y sus aliados luchan contra las rupturas y las opresiones. La comunión trinitaria es fuente de inspiración, factor de protesta, paradigma de construcción”2. La inspiración hace que las comunidades se organicen en una plena comunión y resistan optando por una vida justa y digna, asumiendo la presencia reveladora de Dios trino como generadora de comunión, resistencia y liberación.

Si bien, la opresión y toda clase de injusticia oculta la gloria trinitaria, la Trinidad quiere introducir a todas las personas y a su mundo en esa misma vida palpitante y comunitaria. Padre, Hijo y Espíritu Santo se comunican como trinidad en la organización de aquellos que con su comunión y su vida buscan transformar su situación injusta, haciendo todo lo posible por implantar el reino y glorificar, así, al Dios único.

El Padre es también Padre en el proceso de liberación de los oprimidos. Recordemos que en la historia de Israel Yahvé es vivido como padre en la medida en que liberó al pueblo de la opresión. Es por tanto, que el Padre se presenta como el padrino y defensor de los pequeñuelos, de los que se encuentran totalmente desamparados y sin protección. El Padre de todos los hombres se hace íntimo a todos ellos, ya que, como engendrador de todos los bienes y especialmente de la vida, los defiende, los protege y hace suya la causa de los últimos de la tierra. El Padre se hizo más presente en aquellos en donde su filiación se ve más negada y atropellada. Solamente las personas liberadas de las opresiones pueden significar la paternidad y la fraternidad universal.

Jesús reveló al Padre en una práctica de liberación, actuando en nombre del Padre, asumiendo la libertad del Hijo y dándonos la conciencia de que somos también hijos e hijas en el Hijo. Jesús nos revela tres cosas importantes: en cuanto Hijo nos revela quién es Dios: es el Padre del Hijo y de todos los seres creados en él y por él. En segundo lugar, es Hijo en cuanto que se hace el mediador y el realizador del proyecto del Padre: anuncia el reino y lo anticipa en su hazaña de liberación. En tercer lugar, Jesús es Hijo porque comunica el amor del Padre a todos los hombres, especialmente a los pecadores y a los pequeñuelos; este amor es misericordioso porque nos libera de la esclavitud del pecado y nos devuelve a la libertad de ser hijo e hijas de Dios. Por otra parte, “todos los seres encierran rasgos del Hijo, son a su manera hijos e hijas en el Hijo. La dimensión filial tiene un rasgo trinitario”3. Esta dimensión filial de los seres se presenta como apertura de comunión hacia fuera, como auto-donación, como capacidad de revelación; es decir, ningún ser es cerrado, cada uno entra en una estructuración de sentido, recibe y da.

El Espíritu Santo es expansión y unión, es diversidad y comunión. , es amor que revela a los otros y se revela por los otros. Su acción penetra en la acción humana, potenciándola y haciéndola verdaderamente creadora. Lleva a la transformación y la nueva creación. “Cuando los pobres se concientizan de su opresión, se reúnen, organizan sus fuerzas, derriban lo tabúes que los mantienen sometidos, desenmascaran las normas que los estigmatizaba, denuncian proféticamente a los agentes de sus cadenas; cuando obligados a usar de la fuerza que no desean, se enfrentan con la violencia de los opresores y los derriban de sus privilegios y de sus puestos de injusticia; cuando se llenan de fantasía creadora y proyectan utopías de un mundo reconciliado, en el que todos puedan comer y abrirse a la gratuidad de la vida, entonces podemos decir: allí está el Espíritu en acción y en fermentación dentro de la historia conflictiva. Estos procesos históricos vienen preñados de Espíritu. Toma mil rostros en todas esas articulaciones. Ha hecho de los rostros humanos transfigurados o humillados su propio rostro divino”4.

Para mi, hablar de Doxología comunitaria de la liberación es ver a nuestros pueblos latinoamericanos como comunidades abiertas al misterio de la comunidad trinitaria. Comunidades que resisten, que valoran y defienden su identidad y su cultura, que viven la comunión desde la solidaridad, el amor, pero también desde la resistencia, el reclamo de sus valores, de su dignidad, sus derechos, su tierra, su pasado, su presente y su futuro. Abiertos a la comunión del misterio trinitario y a su glorificación las comunidades afro, indígenas, comunidades campesinas y populares se abren al acontecer del misterio trinitario y agradecen glorificando a Dios y posibilitando su reino de vida y amor. “Cuando el misterio se revela, manifiesta la gloria del Dios Trino. Gloria consiste en la manifestación de Dios trino tal como es, implica mostrar su presencia, la cual es la existencia potenciada, entregada, comunicada. A esta presencia percibida, las personas responden con alegría, con la fascinación y con el sentimiento de estar salvadas y llenas de gracia. La gloria de Dios es el hombre vivo, redimido, el pobre reintegrado en su justicia y en su derecho”5.

La relación con Dios entre los afro-descendientes se manifiesta a través de mediaciones. La celebración es el lugar privilegiado donde se realiza la experiencia de Dios. En ella se unen el ritmo, la música, la danza, los colores vivos y la alegría. El cuerpo y el sentimiento son lenguajes que expresan la comunión con Dios. Es una herencia espiritual que caracteriza la identidad afro. A esto se une también la relación de Dios entre nuestros hermanos indígenas, para vivir de manera celebrativa con mitos, ritos y sabiduría, propia de las distintas actividades que los ancianos y sabios interpretan para su comunidad y que celebran juntamente. También comunidades campesinas celebrando su comunión con Dios a través del amor a la tierra, sus danzas, colores, aromas, flores, frutos, producto del trabajo fuerte en el campo. Comunidades populares en marcha por la paz, agradeciendo a Dios por su presencia vivificante y transformadora, con cantos y celebraciones.

Dios Padre y Madre convoca a hombres y mujeres a recibir de su gracia y a donarse a otros en una glorificación al ritmo del cantar de la vida justa y digna; a formar comunidad desde la misma comunión con Dios, que es único y vive la plena comunión.


(1)BOFF, Leonardo, La trinidad, la sociedad y la Liberación, Cap. 8:
Gloria alPadre, al Hijo y al Espíritu Santo.Colección Cristianismo y Sociedad.Ediciones Paulinas 1987, pp 194.
(2)Ibíd, pp 201.
(3)Ibid, Cap 10, pp 229.
(4)Ibíd, Cap. 11, pp 254-255
(5)Ibíd., Cap 9, pp 198

JHON JAIRO VARGAS PABON CMF.
Para la presentación de nuestra reflexión llevaremos el siguiente esquema:

1. Introducción
2. El misterio de Dios no es razón, sino experiencia de fe.
3. Revisión de la hipótesis frente a la realidad “sí a Dios – no a Dios.
4. Una mirada del misterio de Dios en una comunidad organizada de resistencia como signo del quehacer teológico para América Latina
5. La experiencia de Dios
6. Dios presente en la profundidad de nuestra América Latina,camino de esperanza y liberación.

1. INTRODUCCIÓN

Ahondar en el tema del Misterio de Dios nos llevó a ubicarnos en el contexto de situación vivida en América Latina. La realidad en la que Dios se manifiesta, es una realidad concreta, que implica a la vez la acción de Dios en la historia y la experiencia creyente de los pueblos latinoamericanos, lo cual se traduce en una interpretación de esta acción. (La interiorización del sentido se da en una conciencia humana mediante los procesos de interpretación-comprensión-recepción).

2. EL MISTERIO DE DIOS NO ES RAZÓN, SINO EXPERIENCIA DE FE.

En la historia de la humanidad, el nombre de Dios siempre ha estado presente en todas las culturas, pero con diferentes imágenes y concepciones. “Así misma, la revelación de Dios no se da solamente en un pueblo o lugar, sino en todas las culturas y religiones en el cual el hombre y la mujer lo expresa con su propio lenguaje, con el testimonio y lo explica según su cultura y su propia época”1.

Según Kutschki, “Sobre Dios hablan la religión y la teología. Sobre Dios habla también la filosofía”2 . Pero la idea de Dios ha sido unos de los problemas filosóficos de todo tiempo, porque siempre se ha pensado como sustancia, ser absoluto, infinito, inmutable o creer que la totalidad del universo es el único Dios. Por tanto, el misterio de Dios en pura racionalidad o racionalismo esta lejos de la religión. “El Dios de los filósofos es el Dios que desde platón, se ha ocupado siempre la llamada teología natural y quien forjó los conceptos que hoy seguimos empleando erróneamente: la idea de lo bueno en sí, primer motor inmóvil, el ser perfecto, el ser realísimo, el absolutamente necesario, la sustancia primera, el ser del ente, la razón de todas las razones y lo absoluto. Toda esta concepción de Dios es muy abstracta y teórica”3. Por eso, esta idea de Dios para el hombre es metafísica e indefinida porque no le permite comprender su sentido en el mundo. Desde mi concepción pienso que esta idea de Dios ha llevado al hombre al ateismo, al no hallar sentido y explicación a su existencia y su misión en el mundo.

“El hombre realmente religioso no se identifica con el Dios de los filósofos, sino con el Dios vivo y vivificante, creador del cielo y de la tierra, es el Dios personal que esta cerca de nosotros, el Dios que se nos revela, sobre el sinaí, por sus profetas, por el testimonio y la palabra de su hijo, por los apóstoles y por la iglesia”4. Es el Dios que nos llama a la vida y al que tenemos que responder con el compromiso, el amor, la misericordia para dar sentido a nuestra vida. Mientras el Dios de los filósofos nos muestra una revelación de verdades absolutas, sobrenaturales como hoy lo entendíamos antes del Vaticano II como los milagros extraordinarios, de apariciones, fenómenos, es decir, pensar que Dios se nos revela en las apariciones y en las imágenes que percibimos por medio de los sentidos, doctrinas, verdades de fe.

Sin embargo, la verdadera revelación de Dios, es la que se da en la historia y en nuestra historia, y que hoy la debemos percibir no como milagros sobre naturales, externos, divino, si no como una experiencia interna que debemos interpretar a partir del Jesús de la historia para responder a los signos de los tiempos. El Dios de la revelación busca el deseo de la salvación que en nuestro contexto de América latina llamamos liberación. El Dios de Jesús es distinto del Dios de la sustancia infinita de los filósofos, porque es el Dios Padre que manifiesta su misericordia por medio del misterio de la salvación. Así mismo, el Dios de la religión puede ser experimentado en vivenciadas totalmente personales y comunitaria. Ya hemos señalado que la idea del Dios filosófico es abstracta y general.


1 Apuntes de clase de antiguo testamento con el P. Gustavo Baena.
2 Kutschki, N. (1967). Dios hoy: ¿problema o misterio? Ed. Salamanca: sígueme.
dios de los filósofos Pág. 15
3 Cf. Pág. 17
4 Cf. Pág. 17.


“Para comprender la fe en Dios afirma Kutschki, que es importante la reflexión o el pensamiento filosófico, para justificar y dar cuenta de nuestra fe. Es decir, para describir y explicar la revelación de Dios en la historia necesitamos del pensamiento filosófico para la inteligencia de la fe”5. No es para concebir el mismo Dios de los filósofos, sino para dar sentido y explicar con argumentos filosóficos la experiencia de fe, en otras palabras, no es decir, que creemos en Dios porque es amor, que en su hijo Jesucristo se hace camino, verdad y vida., éstas palabras en el pensamiento del hombre tiene el peligro de concebirse sólo como ideas, conceptos y no como experiencia de Dios.

Según el ateismo de Feuerbachc: “en pensar que Dios es una creación humana, fruto de nuestras proyecciones, de nuestros reflejos, calificación de una idea de Dios que esta en la mente, o atributos que sacamos del pensamiento, pero no de la experiencia”6. Error que ha cometido las religiones teocentricas al considerar a Dios como centro. Por tanto, el hombre sólo atribuyó atributos a Dios y no al hombre mismo.


Mi concepción de Dios que me transmitieron en mi infancia, la religión y la familia por un lado, fue un Dios con los siguientes atributos: divino, creador, milagroso, sobre natural, castigador, poderoso, altísimo, infinito. Atributos que me enseñaron de memoria y es especial me acuerdo de la definición que me dio la iglesia acerca de Dios en la preparación de los sacramentos al decir: “Dios es nuestro padre que esta en el cielo y en la tierra y en todas partes que premia los buenos y castiga a los malos”. Esta concepción de Dios era solamente racional, metafísico e inalcanzable, para la comprensión de la fe y se alejaba de mi realidad y de mi historia. En otras palabras, era una proyección de Dios inventada por la mente humana.

Por otro lado, me enseñaron una concepción de Dios transmitida de generación en generación por nuestros antepasados que entendieron la revelación de Dios según su propia época y cultura y que fue comunicada por descendencia familiar hasta hoy de la misma forma. No debemos pensar que Dios es un reflejo del hombre, sino al contrario que somos creación de Dios y por tanto, se revela él en nuestra interioridad cuando salimos de nuestra finitud al encuentro con el otro.

“Si la fe en Dios es una llamamiento y una respuesta, un dialogo entre Dios y el hombre, el hombre tiene que ser también interlocutor de Dios, que oye y entiende con su yo humano, pues de lo contrario Dios hablaría sólo consigo mismo”7. Si el hombre es interlocutor de Dios sólo nos queda seguir interpretando la revelación de Dios en nuestra realidad a la luz de la palabra y del Jesús histórico. De esta forma, el pensamiento filosófico entra en la experiencia religiosa no para absolutizar a Dios, sino para justificar nuestra fe.

"Dios no es un Dios de muertos sino de vivos cuando cristo habló del Dios de Abrahán, Isaac, y Jacob llamó enfáticamente a este Dios un Dios viviente"8.


5 Cf. Pág. 22.
6 Apuntes de clase de misterio de Dios.
7 Kutschki, N. (1967). Dios hoy: ¿problema o misterio? Ed. Salamanca: sígueme.
dios de los filósofos Pág. 22-23.
8 Cf. Pág. 23.


Un Dios viviente en la que su primera expresión de la revelación fue la significación común, motivada por una experiencia común que se genera por los testimonios que lleva a un compromiso ético común. Tal significación común entonces, se da en comunidad y para la comunidad como testimonio del amor, es decir, "salir de si al encuentro con el otro"9. Así mismo, el misterio de Dios se da no en un conocimiento abstracto, sino en el ser humano, cuando se rescata la dignidad de la persona humana como valor para Dios mismo.

La filosofía debe guiar la religión a la reflexión no hacia si mismo, sino en la tarea de promover un tipo de hombre comprometido con la justicia y la solidaridad con el mundo. Si sabemos que el tipo de hombre que promovió Jesús fue jugársela por todos, y no fue combatir con el diablo, como nos transmitieron nuestros abuelos, sino con el pecado, de romper con la finitud (entendida como ambición e intereses propios) del hombre para que salga de si mismo, al encuentro con el otro. Dios revela su voluntad y no otra cosa. Por eso, la voluntad la descubrimos cuando somos conscientes o sentimos que nuestros actos están en función del otro(descentralización).

El misterio de Dios lo debemos descubrir en la actualidad no sólo en la oración y en el culto, sino también en la experiencia de descentralización, es decir, en salir de nuestros propios intereses para pensar en los intereses de Dios, que es el Reino. Y de esta forma pensar en hacer presente hoy con el testimonio, el misterio de Dios en las comunidades campesinas, indígenas, negras, y urbanas que en medio de la pobreza, exclusión y marginación causada por los sistemas de muerte, luchan por un mundo más justo y fraterno.

En conclusión, el misterio de Dios es una experiencia de fe, interna que se descubre cuando el hombre sale al encuentro con el otro. Quiero poner como ejemplo: las comunidades campesinas que después de vivir el desplazamiento, el sufrimiento, la perdida de sus familiares, originado por los actores armados siguen con esperanza en retornar a sus tierras y lo hacen por medio de la organización, la solidaridad, la reconstrucción de la memoria de sus seres queridos, la resistencia, y su lucha por la verdad, la justicia y la reparación.

9 Apuntes de clase del P. Gustavo Baena. En historia del antiguo testamento.


Bibliografía

• Kutschki, N. (1967). Dios hoy: ¿problema o misterio? Ed. Salamanca: sígueme.
dios de los filósofos
• El ateismo de feuerbach
• Apuntes del P Gustavo Baena, introducción al Antiguo testamento e historia
de Israel. 2007.


NORBEY TAPIERO TAPIERO CMF

3. REVISIÓN DE LA HIPÓTESIS FRENTE A LA REALIDAD “SÍ A DIOS – NO A DIOS”1

Finalmente al revisar la hipótesis no a Dios, la contraprueba: si Dios existiera, la cara negativa de la realidad podría entenderse como inanidad. Surgirían entonces, varios interrogantes como: ¿por que entonces la realidad fundante del mundo, del hombre, aparece últimamente infundada en sí misma? ¿Y la realidad auto evolutiva carente en sí misma de objetivo? ¿Por que la unidad amenazada de división? ¿Y su sentido y valor, al final amenazado de absurdo y futilidad? ¿Por qué la realidad fluctuante entre el ser y no ser resulta sospechosa de irrealidad e inanidad?
Por que; la realidad problemática como tal no es Dios. Por que el yo, el mundo, la sociedad no pueden identificasen con su fundamento, soporte y meta primordiales, con su origen, sentido y valor originarios, con el SER mismo.
Los mismos interrogantes son formulados al final del desarrollo de la hipótesis de, sí hay Dios, a lo cual las repuestas serían antitéticamente, lógicamente Dios. Con la claridad que al contraponerlos tendremos que hablar de una dimensión ética, que nos obligan a delinear previamente una confrontación básica.

El hombre debe decidirse frente a la realidad, por una opción libre, es decir: sin coacción intelectual, como sin prueba racional y confiadamente, pues los instantes de la misma realidad lo imponen. Es una decisión, profunda, personal, que implica compromiso para aceptar confiadamente los riesgos que conlleva, nos referimos a las instancias formuladas al iniciar este resumen. Fe o confianza en Dios lo llamaremos credulidad y lo contrario incredulidad continuando la línea de Can nos propone estos interrogantes: ¿ qué podemos saber? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué nos cabe esperar? Existe algo en absoluto? De donde viene y para donde va como meta final el hombre? ¿Cuál es el origen y meta de las cosas? Ante quienes somos responsables? ¿Qué motivo tiene la amistad, el sufrimiento y la culpa? Porqué estamos en la tierra? Hay algo estable en medio de la inestabilidad? algo incondicionado en medio de un mundo de lo condicionado.

La tesis sí hay Dios, dando respuesta a los anteriores cuestionamientos, implica confianza radical que nos permita aducir condición de posibilidad, a la problemática de la realidad.

La fe o confianza en Dios es racionalmente fundada que si bien no me da garantía me permite racionalmente aceptar las respuestas a las preguntas que me acosan y angustia ante la problemáticidad de la realidad. Haciendo un desprevenido pero comprometido recorrido a cerca de si hay Dios, al aceptarla con confianza o fe se me presenta como gracia y como don que se me revela como origen, sentido y valor último y primero.
La fe o confianza en Dios no es deducida de la lectura de la Biblia ni con razonamientos positivos sino por decisión libre y confiada ante la realidad básica.

1 Kung H (1979). Pág. 773- 794.

GUSTAVO ADOLFO CARVAJAL

4. UNA MIRADA DEL MISTERIO DE DIOS EN UNA COMUNIDAD ORGANIZADA DE RESISTENCIA COMO SIGNO DEL QUEHACER TEOLÓGICO PARA AMÉRICA LATINA

Una mirada del Misterio de Dios en una comunidad organizada de resistencia como signo del quehacer teológico para América Latina

“¡Basta! Detengámonos un poco… En el ámbito del pensamiento no utilicemos más la palabra Dios. Guardemos silencio. Busquemos la experiencia de ese misterio que rodea y penetra nuestra existencia… y desde ahí intentemos balbucir un Nombre que no será su nombre, sino el nombre de nuestro amor a Aquel que no tiene nombre, porque es Inefable”1.

Para la elaboración de esta reflexión acerca de la lectura “La experiencia de Dios y la vida religiosa”2 , me dedicaré, en primer lugar, a una ubicación en un contexto de situación determinado; en segundo lugar, abordaré desde dicho contexto el tema Misterio de Dios, teniendo en cuenta algunos elementos dados por Leonardo Boff junto con mis consideraciones; y finalmente, elaboraré una relación entre el misterio de Dios y el quehacer teológico en América Latina.

Hoy en nuestra realidad de América Latina no podemos ignorar el contexto de situación en el que nos encontramos: una gran mayoría de población que es víctima de innumerables injusticias causadas por las estructuras políticas, económicas, sociales, etc. Una de estas injusticias es el desplazamiento, por lo que me referiré a ella situándome en un lugar determinado de Colombia: Medellín del Ariari-Meta, donde he tenido la oportunidad de conocer no sólo los hechos de desplazamiento sino también el impulso organizativo generador de un proyecto llamado “Plan retorno”.

El interés político y económico que ofrecen las tierras del pueblo ya nombrado, ha desembocado en un conflicto armado entre actores del Estado (Ejército- Paramilitares) y las FARC. En medio de este conflicto se encuentran los campesinos, personas humildes y trabajadoras que, en este caso, son las “víctimas” de la guerra, de la amenaza, de la muerte inescrupulosa y el desplazamiento (además de otras injusticias).

Las personas que salieron desplazadas por las amenazas de lado y lado (me refiero a las amenazas por parte de los diferentes grupos armados mencionados anteriormente), en el 2003 decidieron recuperar sus tierras volviendo a su lugar de origen, rescatando su propia historia, la memoria colectiva e individual de los muertos y desplazados desde una experiencia de Dios comunitaria, adquirida a través de un proceso largo de conciencia, lucha y resistencia. Por tanto, tomaron la decisión de organizarse e iniciar un proyecto llamado “Plan retorno”. A mediados del 2005 llevaron a cabo su propuesta de vida “COMUNIDAD CIVIL DE VIDA Y PAZ” retornando así al lugar que se les había arrebatado y se organizaron en una zona humanitaria como comunidad civil autónoma, sin la presencia de actores armados. Comenzaron todo de nuevo: a punta de pica y pala rehicieron su nuevo hogar comunitario, construyeron una escuela para sus hijos y con ellos forjaron la esperanza de una nueva vida justa. Hoy se encuentran 17 familias que trabajan juntos en solidaridad, mujeres y hombres labran la tierra, comparten alimentación diaria y con la frente en alto, sin miedo a las amenazas que aún lanzan actores armados desde fuera de la comunidad, consideran que la experiencia de Dios ha sido una “Gracia”, porque les ha devuelto su tierra, sus ilusiones, su vida. Dios sigue siendo su Compañero de camino, su Impulso, su Fuerza, sus ganas de Resistir y su Futuro.

1 BOFF, L. (1978). Testigos de Dios en el corazón del mundo. Madrid:
Publicaciones Claretianas, Pág. 50.
2 Ibíd, Pág. 49-69.

Vemos en esta comunidad, en este nuevo Pueblo de Dios, un ansia infinita, un principio de esperanza que los impulsa incesantemente a crear y a re-situarse en el mundo, soñando con un mundo más humano y fraterno, hasta ser capaces de proyectar la utopía de máxima felicidad y de grandes realizaciones: una comunidad justa e igualitaria, con tierra propia, viviendo en fraterna solidaridad, con trabajo y esfuerzo comunitario, sin presencia de actores armados o agentes que generen muerte. De tal manera que “Dios es el Absoluto que surge cuando el hombre profundiza y va hasta la raíz misma de la historia que vive. Y la historia es la dimensión en que vive el hombre, luchando, decidiendo, asumiendo un camino, realizándose. Es en la raíz de esta dimensión donde se descubre Dios como Vida de la vida y fuerza en la lucha diaria. Ese Dios manifiéstase cuando el hombre se abre a Él y se arriesga a experimentarlo.”3

Pero sigamos con la perspectiva de Boff: “El hombre vive en una situación histórica concreta, dentro de la cual siéntese obligado a tomar posición, asumiendo decisiones y realizándose así como ser humano. Asumiendo de una manera radical su situación existencial es como llega efectivamente a experimentar quién es: un ser-en-el-mundo, pero al mismo tiempo capaz de elevarse infinitamente por encima del mundo y de toda situación, razonando y haciendo opciones que lo definen decisivamente y que significan o expresan su salvación o su perdición.”4 La comunidad tiene una apertura infinita y se proyecta más allá de las estructuras políticas, económicas, sociales, culturales, etc, que deshumanizan, con una propuesta de una comunidad justa e igualitaria como horizonte al cual llegar. Dios aquí, ni se confunde con el mundo ni aparece fuera de él, sino que, más bien, surge como sentido radical en la comunidad desplazada, para la cual Dios es un Dios real y vivo, que está a su lado, en su caminar. Dios aparece como inevitable punto de convergencia al que tienden incansablemente sus más íntimos esfuerzos. “Revelación no es sólo el hecho del pasado, sino que es el hecho del pasado junto con la percepción de su sentido para nosotros que vivimos en nuestra realidad.”5

De lo anterior podemos decir que ahondar en el misterio de Dios es poder comprender la revelación, la cual implica a la vez la acción de Dios en la historia y la experiencia creyente del pueblo de Dios, que se traduce en una interpretación de esta acción; se hace necesario, por tanto, la interiorización del sentido en una conciencia humana mediante los procesos de interpretación-comprensión-recepción.

La fe en esa revelación que Dios hace de sí mismo, en vez de desviar la mente de lo temporal y efímero hacia lo necesario y eterno, orienta la mente de la comunidad hacia soluciones plenamente humanas de cara a los problemas históricos (en el hecho de vida postulado: el paso del desplazamiento al retorno). Esto es lo que está atestiguado en la Escritura: un Dios histórico que acompaña al pueblo elegido en sus vicisitudes (la liberación) y surge ante él como el Camino, la Piedra, la Luz, la Fuerza, el Compañero de marcha, como el Futuro Absoluto. De ahí la insistencia en nuestros días de una actualización del mensaje.


3 Ibíd., 58.
4 Ibíd., 57
5 Mesters Carlos, Por detrás de las palabras, Imprenta del Arzobispado,
Cuenca,1988, p. 132


Dios es real y concreto porque vive en el corazón de la comunidad de resistencia y más allá de ella; vive dentro, pero sin agotarse ahí y sin ser un fenómeno del mundo. Dios sólo posee una significación real para la comunidad cuando emerge de su situación histórica mundana, cuando se manifiesta como sentido radical de su vida y como Luz por la que ve la luz. La comunidad se torna reveladora de Dios y articuladora del Sentido y se presenta como transparencia del mismo Dios, que en él se vela y se revela, se da y se reserva.

Pero, volviendo al tema de América Latina, se hace necesario que sus pueblos , al igual que el pueblo de Dios o que la comunidad de resistencia ya mencionada, puedan también vivir su propia experiencia de Dios en su realidad concreta, histórica, presente, sin olvidar su pasado y asumiendo la dimensión del misterio como apertura total de comprensibilidad y de futuridad.

Por otra parte, a nosotros como religiosos se nos hace necesaria la pregunta que interroga por nuestro quehacer teológico en el contexto latinoamericano, pregunta que, de hecho, tiene relación con el misterio de Dios. Y haciendo un primer acercamiento a una posible respuesta podemos decir que “La mediación histórica de la fe es también el acontecer presente en el hoy, el aquí, el ahora del darse de Dios en su ininterrumpida locución en la historia. De ahí que el suceder presente se eleva hoy al rango de auténtico elemento determinante e interno de la teología: lugar teológeno, es decir, generador de la teología en su aspecto de materialidad previa a la formalidad teológica.”6 Es decir, la teología o la religión ante los pueblos latinoamericanos, no puede negar el acontecer diario, ni mucho menos ser el “paño de lágrimas” ante la realidad doliente, porque tergiversaría el misterio de Dios en sí mismo, en algo inmediato, sin sentido e inservible. El peligro de la religión en América Latina es que asuma una ideología que mantenga y justifique un tipo de sociedad injusta y discriminatoria frente a la urgencia de dignidad de aquellos pueblos que no la tienen. Se hace necesario, entonces, que el quehacer teológico se proponga no como un simple discurso de liberación, sino como una propuesta al servicio de la causa de los pueblos latinoamericanos en su búsqueda de una vida más digna y más justa desde su propia experiencia de Dios.

6 PARRA, Alberto, SJ, Teología fundamental, Textos, contextos y pretextos,
pontificia Universidad javeriana, Facultad de Teología, 2005 (colección TEOLOGÍA
HOY Nº 44), Pag. 325

JHON JAIRO VARGAS PABÓN, CMF

5. LA EXPERIENCIA DE DIOS

Partiendo del hecho de que podemos hablar de tres formas de experiencia en la historia y teniendo en cuenta que es a partir de la experiencia como el ser humano toma conciencia de su relación con lo externo que lo afecta y que esta experiencia es algo vivido y no solamente pensado es decir que es algo pluridimensional.

La relación Revelación- Fe son inicialmente un dato antropológico pues acontecen en el hombre como lugar y medio para que esta se lleve a cabo, esto que somos y esta experiencia que vivimos se hace manifiesta a través de la palabra, pues es allí donde nos revelamos tal y como somos, y la revelación acontece a partir de la palabra (aquello que comunica).

Para que este proceso de revelación se pueda manifestar al otro se hace necesario un proceso de confianza en el otro ante el cual me estoy revelando y en este acto revelatorio estoy adquiriendo un compromiso con el otro compromiso en primer lugar de testimonio y coherencia en aquello que le estoy revelando, y en segundo lugar un compromiso de confianza y entendimiento de parte del otro.

Este acto revelador ha de ser libre, y debe darse de manera cotidiana y permanente. Por ello podemos concluir que la fe es una adhesión vital, es un acto libre que no se puede imponer de ninguna manera.

Es por esta razón que aquello que puede desbaratar al ser humano es el hecho de haber sido defraudado en su fe, pues cuando creo en alguien o algo me estoy adhiriendo a aquello en lo que creo.

Por lo tanto la fe y la revelación generan un mutuo clima de confianza, y son estructuras fundantes del ser humano, pues el saber que el otro cree en mí me humaniza.

En dimensión teologal
El encuentro con el trascendente transforma la vida, podemos ver el caso de Abraham, de Moisés, de Elías, Samuel, entre otros. Pues aquí aparece la revelación de la palabra de Dios en su comunicación como invitación al otro a ser participe de la vida.

Y frente a esta revelación el ser humano da una respuesta de fe, pues la fe es una experiencia de Dios, experiencia que no puede ser directa. Es por esto que podemos hablar de dos tipos de experiencia:

Experiencia sensible: la cual se da a través de los sentidos y puede ser fenoménica o interna. En este caso no toda sensación sensible puede ser considerada experiencia de Dios, puesto que Dios no es una realidad directamente sensible.

El segundo tipo de experiencia es la:

Experiencia existencial: la cual es una experiencia indirecta y mediada, es por lo tanto un acto hermenéutico que requiere llevar a cabo una interpretación de las cosas, y cuando se lleva a cabo esta interpretación estos datos pueden hacerse palabra.

Es por ello que nuestra experiencia de Dios siempre va a estar mediada por la realidad, y esta va a ser su presupuesto, ya que la fe es un Don.

JORGE EDUARDO CÁRDENAS ESTÉVEZ

6. DIOS PRESENTE EN LA PROFUNDIDAD DE NUESTRA AMERICA LATINA, CAMINO DE ESPERANZA Y LIBERACIÓN

Nos encontramos en un momento de la historia en el que se quiere pacificar y relativizar todo. La naturaleza, la población nativa, los niños, los jóvenes, las madres, los ancianos, y la propia vida se tornan ahora aspectos insignificantes frente a las políticas de muerte que imperan en Latinoamérica y que pretenden buscar beneficio propio, seguridad y estabilidad; para todos ellos, aquellos aspectos mencionados son relativos e importantes tan sólo cuando se convierten en instrumento de su propuesta.

Detrás de todo esto se encuentra lo superficial, la vanidad, la imagen, lo exterior, manejado por aquellos para quienes la vida ha perdido su razón de ser, su importancia y su respeto.

El presente articulo quiere defender que la experiencia de Dios sigue presente en medio de este contexto en el que lo relativo y lo exterior se apodera de la vida de las personas, a sí mismo quiere confirmar que haciendo una mirada hacia lo profundo de nuestro ser y de nuestra colectividad, encontramos eso que se llama Dios y que nos brinda y es un camino de esperanza y liberación frente a los avatares que se nos presentan.

En América latina, desde años atrás, se han manifestado brotes de inconformidad frete las injusticias que han venido azotándonos sin piedad, sin razón y sin sentido. “Por lo general, nuestra vida en la historia se mueve tan en la superficie como nuestra vida individual. Comprendemos nuestra experiencia histórica según el modo como se nos presenta, pero no como en realidad es”1.

Monseñor Leonidas Proaño, evangelizador incansable de nuestro país vecino Ecuador, Monseñor Arnulfo Romero, testigo de Cristo en el Salvador, entre otros, son ejemplo para todos nosotros en cuanto que ellos no vieron la realidad desde la superficie, desde lo externo. Al contrario, ellos escucharon los gritos profundos de la sociedad sintieron en carne propia el clamor profundo de su alma y de ahí aportaron a las grandes necesidades tanto espirituales y sociales que se vivía en aquel entonces.

Lo anteriormente dicho nos lleva a decir que hoy en día existen personas laicas y religiosas que han dejado de ver lo superficial de la sociedad, logrando una mirada más detenida en las dificultades y agentes que las propician.
Estas personas, como Jhon Sobrino, Pedo Casaldáliga, han logrado cierta profundidad en la observancia y en el trabajo con el pueblo latinoamericano. Han resaltando y confirmando que Dios sigue acompañando este pueblo que ha sido fiel al proyecto de Dios.

Los religiosos y religiosas, grupos sociales y demás agentes de pastoral, en el momento mismo de evangelizar, están haciendo una profundidad infinita acerca de la realidad, es decir, están buscando la verdad de la impunidad, de los desaparecidos, de los muertos en combate, de los que mueren de hambre, en fin, siguen buscando por encima de todo el reino de Dios, que al mismo tiempo es esperanza para todos aquellos que tiene su fe puesta en Dios.

Esta profundidad que se sigue buscando en nuestra América es denominada esperanza, la cual nos permite seguir luchando por nuestros ideales de ver un mundo mejor, un cielo nuevo y una nueva tierra. Esta esperanza vivida en la cotidianidad se convierte en liberación, se nos hace liberación.

A diario siguen surgiendo profetas, hombres y mujeres que transparentando la palabra de Dios ayudan a liberar y a despertar al pueblo de las injusticias que se comenten en nuestra sociedad, ellos fortalecen nuestra esperanza y aunque muchos de ellos tengan pegada la lápida en su espalda, nos motivan a proclamar que los buenos somos más y que es necesario seguir anunciando un nuevo estilo de vida.

Finalmente es importante decir que es necesario seguir haciendo una profundidad infinita en nuestro contexto, pues lo que se nos presenta por los medios de comunicación, tan sólo es una pequeña parte de lo que es el vivir latinoamericano


1 Tillich, P(1970).La dimensión profunda. Bilbao: Ed. Desclée. Pág.86.


ORLANDO SUAREZ MOLINA CMF