1. LA TRINIDAD, CAMINO DE COMUNIDAD Y LIBERACIÓN PARA LAS VICTIMAS DE ESTE MUNDO1.


La comprensión de la Trinidad para la mayoría de los creyentes de nuestro tiempo, ha sido un misterio difícil de entender porque lo hemos reducido por un lado, a una imagen monoteísta, y por otro lado, hemos caído en el riesgo del triteísmo. En cuanto, al monoteísmo me refiero cuando se percibe a un sólo Dios en la soledad del uno, con las siguientes características: único, poderoso, rey, protector y es un Dios individualista que no tendrá nunca a nadie a su lado y estará eternamente sólo y todos los demás seres seran dependientes de él. Esta imagen ha llevado al hombre de hoy a fundamentar su fe en un sólo Dios único, con las siguientes imágenes: juez, poderoso, grande, milagroso, alejándose de la comunión de tres personas divinas, “En el principio no está la soledad del uno, sino la comunión de las tres divinas personas”2 . En cuanto, triteismo podemos caer en el riesgo de concebir a tres dioses, cada uno por si mismo o por su lado, separado de los otros sin ninguna relación y comunión, porque el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no surgen como separados o yuxtapuestos, sino siempre implicados y relacionados mutuamente.

De esta manera podemos decir hoy que el problema fundamental de la religión en la sociedad es la justificación del poder y del dominio por parte de una concepción monoteísta de Dios. Esto debido a que “La concepción de la trinidad- comunión encuentra enormes dificultades para su vivencia, debido al predominio de la fe en un único Dios y señor. El peso del monoteísmo, o sea, de la afirmación de la unicidad y de la unidad de Dios es tan grande porque encuentra razones de orden histórico-social (la centralización propia del espíritu moderno) y también de orden religioso (la organización de las iglesias a partir del principio de autoridad) que lo realimentan continuamente)”3. Es decir, por un lado, se ha justificado a partir de la imagen de un Dios absoluto, único y poderoso el dominio del hombre sobre la mayoría generando marginación, pobreza y exclusión. Porque el rey con poder absoluto es la imagen y semejanza de un Dios absoluto.

Además, lleva al hombre al egoísmo, al individualismo, a la división y a construir un sistema piramidal, donde se concentra el poder en una sola persona. En otras palabras, el riesgo concreto del monoteísmo es que nos conduce al sometimiento, a la arbitrariedad y el absolutismo y a la dependencia. Y en lo religioso, el monoteísmo puede abrir igualmente el camino a una concepción poco flexible de la unidad de la iglesia, de poder sagrado, porque así como en el cielo tiene que haber una cabeza Dios así mismo tiene que haber un Papa con autoridad y sucesor de Cristo en la tierra, es decir, un jerarca (máxima autoridad de la iglesia) que sea la única voz y mediación de Dios en el mundo. Toda esta imagen que percibe el hombre de un Dios absoluto, poderoso y rey es una imagen que da más predominio a los sistemas v estructuras de muerte porque causa victimas. Donde unos pocos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres causado por los sistemas y las estructuras de poder. De esta forma el capitalismo y el neoliberalismo se tornan un sistema dominante, donde unos pocos son los dueños del mundo (el poder político económico, social y religioso) en el cual la propuesta es la individualidad y la división. Es un sistema sacrificial que genera victimas y dependencia (países subdesarrollados que nos son autónomas, sino que necesitan de los países desarrollados para la tecnología y la ciencia), por ejemplo: las G 8 (los países más ricos y desarrollados del mundo que tienen el poder político, económico y social).

Por otro lado, hay que señalar que “la experiencia desintegrada de las tres divinas personas nos ha llevado a un machismo porque en la sociedad colonial y agraria y en gran parte de América latina y en otros lugares, sigue vigente la figura central del Padre como uno de los organizadores de la sociedad y de la cultura. Es decir, hay un dominio paternal y patriarcal donde todos dependen de él. El padre tiene el poder, el saber y las principales decisiones. El paternalismo domina en las relaciones familiares y publicas. Es decir, hay una dependencia paternal y no autónoma, porque la ayuda mantiene la dependencia e impide el desarrollo de la libertad personal y social de los pueblos latinoamericanos que se ven cada vez sometidos por las políticas neoliberales de los países desarrollados.

Toda sociedad patriarcal y patrimonialista proyecta una imagen de Dios adecuada a la misma, que refuerza su existencia y legitima sus prácticas. Se presenta a un Padre todopoderoso, omnisciente, juez supremo y señor absoluto de la vida y de la muerte. Es el dominio de la religión solo del Padre. A si mismo se proclama a Jesús como el hermano nuestro jefe y maestro; se elabora una propiedad fuertemente emocional, juvenil, entusiasta de la figura de líder Jesús de Nazaret. Que en nuestro contexto y en especial en las devociones populares se le ha dado una imagen de Jesús milagrero, perfecto, poderoso y protector dejando de lado su humanidad, su misericordia y su cercanía con Jesús de la historia que actúa en la experiencia de vida en el encuentro con el otro. En fin es un Cristianismo centrado en el Padre sin la comunión con el hijo y la interiorización del espíritu Santo o viceversa”4 .

La desintegración de la experiencia Trinitaria se debe a la perdida de la memoria de la perspectiva principal y esencial del misterio del Dios trino, que es la comunión entre las divinas personas. El hacia arriba, el hacia los lados y el hacia el fondo deben coexistir y abrirnos el camino seguro para la recta representación del Dios Cristiano en el cual la comunión es la primera y la ultima palabra del misterio trinitario.

La Trinidad como modelo de comunidad y liberación se convierte en inspiración para las victimas de este mundo en la medida que descubren a un Dios trino cercano que no excluye, sino que incluye a todos para formar parte del amor misericordioso del Padre, del hijo y del espíritu santo que forman comunión desde la diversidad. Por lo tanto, se convierte como una propuesta de vida para los pueblos sufrientes, los desplazados y las victimas de este mundo que luchan con esperanza por una sociedad más justa y fraterna en el encuentro con un Dios cercano, que además de la comunión es un Dios liberador que va al encuentro con el desprotegido. El Dios trinitario nos libra del individualismo y de caer en el monoteísmo y el proselitismo, y ser solución para las Comunidades Eclesiales de Base y Campesinas que se organizan con autonomía para luchar contra los sistemas sacrifícales que generan muerte, división y dependencia.

Las comunidades desplazadas, y las victimas al experimentar a un Dios trino lo ven como modelo y propuesta hacia el camino de crear comunidad y liberación para su propia experiencia vida, porque la comunidad ya no creerá en un Dios uno, poderoso o milagroso sobrenatural, sino un Dios trino, humano, cercano, liberador que crea comunidad en Comunión, que invita a la unidad a la dignificacion del ser humano en el encuentro con el otro. “Al recuperar al Dios Cristiano, al Padre, al hijo y al Espíritu Santo, como las personas eternas que coexisten unas dentro de las otras. Nos damos cuenta que es un dinamismo de vida y de amor que las une de tal manera que se constituye a sí mismas en una unión integradora, plena y completa. Cada uno de los seres humanos se mueve dentro de una triple dimensión: la de la trascendencia (el Padre: organizar), la inmanencia (el hijo: encuentro consigo mismo) y la de la transparencia (el Espíritu Santo: la unión del a trascendencia y la inmanencia, que respetando sus diferencias se hagan transparente).

Así como la trascendencia, la inmanencia y la transparencia constituyen la unidad dinámica e integral de la existencia, de forma análoga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se unifican integradoramente en la comunión reciproca plena y esencial”5.

“Aquí es donde la fe en la Santísima Trinidad, en el misterio de la perijóresis, de la comunión trinitaria y de la sociedad divina adquiere especial resonancia, ya que la trinidad se presenta como el modelo de toda convivencia social igualitaria respetuosa de las diferencias y justa. A partir de la fe en Dios trino, los Cristianos postulan una sociedad que pueda ser imagen y semejanza de la trinidad. La fe en la trinidad de personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, viene a responder a la gran búsqueda de la participación, igualdad y comunión. Que hace arder a las conciencias de los oprimidos. Y rechaza el tipo de sociedad excluyente que todos sufrimos”6.

“Específicamente la forma como se reveló la trinidad es en la vida y en las palabras de Jesús y en la actuación del Espíritu Santo. En primer lugar, Jesús, el Hijo, revela al Padre: el Dios del Reino. Dios actúa construyendo e inaugurando el Reino de justicia, de paz para las victimas de este mundo. Pues, el Reino no es un territorio, sino el modo de actuar de Dios, mediante el cual se hace señor sobre toda su creación. Se trata del ejercicio de poder que va liberando de todo lo que rechaza a Dios o se rebela contra él y su proyecto de vida. Y va inaugurando el designio de Dios que es vida, comunión en fraternidad y en justicia. Esta práctica de Dios y de Jesús revela que la naturaleza de Dios es comunión, y no la soledad del uno; es desbordamiento de vida para aquellos que la sienten más amenazadas, como los enfermos y los pobres. En segundo lugar, Jesús nos revela al Padre como un papa de bondad infinita. Este Padre se revela de infinita bondad ya que no espera que lo busquen las mujeres y los hombres, sino que él mismo va en busca de los hijos y las hijas, especialmente de los extraviados, enfermos, excluidos etc. Jesús nos revela un Padre bondadoso, misericordioso, solidario de todos los despreciados, que son los destinatarios de su mensaje. En tercer lugar, el Espíritu Santo en la historia revela al Hijo y al Padre, mediante la permanente repetición del mensaje de Jesús y en virtud de la apertura al Padre, nos introduce cada vez en el mismo misterio trinitario”7 .

La santísima Trinidad nos revela el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo para mostrarnos el camino de comunidad y liberación para las victimas de este mundo y en especial los pobres de América latina que sufren por causa de los sistemas y estructuras de poder que generan víctimas y marginación. Hoy frente al sistema neoliberal donde unos pocos ganan y la mayoría pierde, donde cada vez la pobreza aumenta. La trinidad es un modelo de vida porque invita hacia el camino de comunión para liberar al pobre de los sistemas de poder tanto político, económico, social y cultural.

A partir de la comunión y de las relaciones que establecen entre sí las tres personas surgirá la unidad que constituye la esencia de las personas. Las personas (hipóstasis) significaban la existencia singular, concreta e individual. Lo que permite superar el triteísmo que afirma las tres divinas personas, porque acepta al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, pero como tres substancias independientes y autónomas. De ahí que se afirme que la Trinidad significa la profesión de fe en tres dioses.
En cambio, La Trinidad sólo puede ser concebida en comunión como un juego de mutuas relaciones de verdad y de amor. A si como la Trinidad hay una igualdad, también los seres humanos somos iguales en dignidad porque la dignidad es lo propio de todo ser humano y es incondicional. En conclusión, la Trinidad es modelo de comunión y liberación para las victimas de este mundo. Primero, porque les devuelve la dignidad. Segundo, lo integra a la comunidad en comunión y fraternidad. Finalmente lo libera de las estructuras de muerte.


notas al pie

(1)Reflexión realizada desde los tres primero capítulos del libro de Leonardo Boff, la trinidad, la sociedad y la liberación.
(2)Boff,Leonardo, la trinidad, la sociedad y la liberación Pág. 17
(3)Ibíd.Pág. 25
(4)Cf.Ibíd. pp. 22-23
(5)Cf.Ibíd. Pp. 34 -36
(6)Ibíd.Pág. 19
(7)Cf.Ibíd. Pp. 37-47.

Norbey Tapiero T.CMF.

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